El proceso de la vida está nuevamente siendo amenazado por el hombre. Esta vez en su rol de turista. Cientos y cientos de personas se asentaron en la playa de Ostional, parte del Área de Conservación Tempisque, situada en la costa pacífica de Costa Rica. Este refugio nacional de vida silvestre es una de las dos zonas más importantes del mundo para la anidación de tortuga lora (Lepidochelys olivacea).
Los turistas no siempre son una “bendición” para las ciudades o pueblos. Si bien en muchas ocasiones son el motor de la economía que depende de su llegada para luego mantenerse estable durante el año, otras veces son una complicación. En Costa Rica, la llegada de tantos visitantes a sus playas impidió que las tortugas pudieran reproducirse.
Los turistas no siempre son una “bendición” para las ciudades o pueblos. Si bien en muchas ocasiones son el motor de la economía que depende de su llegada para luego mantenerse estable durante el año, otras veces son una complicación. En Costa Rica, la llegada de tantos visitantes a sus playas impidió que las tortugas pudieran reproducirse.
Era tanta la gente en la playa que las tortugas tropezaban con las personas y algunas se volvieron al mar sin concretar el proceso de anidación. Eso, sin duda, es un impacto negativo.
Las “arribadas”, como se llama a los anidamientos, suceden entre agosto y octubre, y corresponde al proceso donde las tortugas desovan, amontonan la arena, anidan y vuelven al mar una vez al mes. Coinciden también con la temporada de lluvias y la crecida del río Nosara, situación que ayuda a proteger a las Lepidochelys olivácea, ya que los turistas no pueden acceder a los puentes. Incluso si la estación no es lluviosa, sólo se puede llegar a la playa en todoterrenos conducidos por guías locales.
También influyó el comportamiento de las personas que, por ejemplo, ingresaron sin guía a la playa, cuando esto está prohibido. Ahora las autoridades aseguraron que ya se están tomando medidas para que esta situación no vuelva a ocurrir, ya que el mes que viene las tortugas volverían a querer reproducirse en las playas.
Las “arribadas”, como se llama a los anidamientos, suceden entre agosto y octubre, y corresponde al proceso donde las tortugas desovan, amontonan la arena, anidan y vuelven al mar una vez al mes. Coinciden también con la temporada de lluvias y la crecida del río Nosara, situación que ayuda a proteger a las Lepidochelys olivácea, ya que los turistas no pueden acceder a los puentes. Incluso si la estación no es lluviosa, sólo se puede llegar a la playa en todoterrenos conducidos por guías locales.
También influyó el comportamiento de las personas que, por ejemplo, ingresaron sin guía a la playa, cuando esto está prohibido. Ahora las autoridades aseguraron que ya se están tomando medidas para que esta situación no vuelva a ocurrir, ya que el mes que viene las tortugas volverían a querer reproducirse en las playas.
