La noticia del hallazgo del presunto tren fantasma nazi, supuestamente repleto de oro, dio un giro inesperado, cuando autoridades rusas revelaron un contenido tan espeluznante como inesperado.
Finalmente, no se trataría de oro ni joyas: el enigmático tren nazi, hallado entre viejos túneles de una zona minera, en los bosques de Polonia, ocultaría en realidad un tesoro siniestro. Según informaron autoridades de la inteligencia rusa, es probable que el interior del convoy albergue cadáveres, entre documentación secreta y armas químicas.
Durante la última semana, la noticia del hallazgo del mítico tren fantasma nazi, que se creía cargado de oro y joyas expropiadas por el régimen nacionalsocialista, había convulsionado la opinión pública. Para dar con su hallazgo, los cazadores de tesoros Koper y Richter se habrían valido de un mapa ferroviario de 1926 y poderoso equipamiento técnico.
“Tenemos evidencia clara de que el tren existe. Lo encontramos gracias a nuestra propia investigación, testimonios y testigos”, señalaron los hombres. Sin embargo, fuentes del servicio de inteligencia de Moscú estiman que se trata de un completo fiasco y que, si los vagones del tren ocultan algo, no sería otra cosa que los restos mortales de prisioneros del campo de exterminio de Gross-Rosen.
El campo estuvo situado a 30 kilómetros de Walbrzych y sus prisioneros fueron empleados para excavar túneles en las montañas, durante la construcción del gigantesco proyecto subterráneo alemán conocido como Riese. Consistía en una red de búnkers y pasadizos, extendiéndose desde el castillo de Ksiaz hasta las montañas de la zona.
Durante enero de 1945, cuando el ejército soviético irrumpía en Europa Oriental, los nazis se vieron obligados a cerrar todas las entradas al laberinto de túneles subterráneos. Así, dejaron bajo tierra al tren fantasma, incluyendo presuntamente a los 30 mil prisioneros de guerra utilizados para construir el complejo.